El dolor se puede curar

El dolor se puede curar

¿Qué es el dolor?
¿Pastillas o Terapias Fisicas Naturales?

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EL DOLOR SE PUEDE CURAR
El dolor en el sistema musculo-esquelético es la segunda causa principal de consulta en Atención Primaria, y la mitad de estas consultas están relacionadas con el dolor crónico. Este es aquel que dura más de tres meses o se manifiesta cinco días a la semana, de forma intermitente, de modo que pasa de ser un síntoma a ser una enfermedad.

Sea en la columna, en las articulaciones o en la masa muscular, el dolor está presente en la vida de un 33% de la población femenina, es dos veces más elevado entre las mujeres que entre los hombres, y su prevalencia aumenta con la edad a partir de los 45 años.
Pero nadie debe resignarse a sufrir molestias día tras día. El dolor reduce la calidad de vida. Nos pone de mal humor y la relación con los demás se resiente.
Muchas personas con dolor crónico incluso deben dejar de trabajar. Migrañas, dolor de espalda, en las cervicales, en las articulaciones, en los músculos, en las manos, en los pies pueden hacerse muy difíciles de sobrellevar.

¿Qué es el dolor?
Es un proceso complejo la piel y las vísceras tienen unos receptores nerviosos, los nocicptores. Cuando los tejidos resultan dañados, liberan unas sustancias que originan un impulso nervioso, una señal. Esta “viaja” hasta la medula, que la filtra antes de dejar que llegue al cerebro, donde finalmente se “construye” la sensación de dolor.

Existen dolores de diferentes tipos:
Localizado. Se refiere al lugar en el que se origina en la piel, en huesos, nervios y músculos.
Irradiado. Se transmite a lo largo de un nervio, extendiéndose a partir de un sitio de origen. Por ejemplo el dolor del nervio ciático con frecuencia se irradia a la pierna.
Referido. Se siente en una parte del cuerpo distinta a la del sitio de origen. Un caso típico es el dolor en el hombro que acompaña a la inflamación de la vesícula biliar.

¿PASTILLAS O TERAPIAS FISICAS NATURALES?
El dolor vuelve cuando se dejan los analgésicos porque no se ha actuado sobre el origen del problema. No hay que conformarse con la misma pastilla para todos.

Existen estrategias no farmacológicas que ayudan a sentirse mejor. La variedad disponible de terapias permiten ajustar el tratamiento y conseguir un fantástico resultado.

También hay que tener en cuenta los factores psicológicos, biológicos, sociales y medioambientales.
Un dolor sin una causa obvia puede remontarse a un accidente cuyas heridas se curaron pero que dejaron un recuerdo en el cuerpo en forma de sensibilidad exagerada al dolor. Una muerte o una enfermedad grave de un familiar también pueden anidar en el propio cuerpo. El estrés puede manifestarse en forma de dolor en la espalda, hombros, rodillas, pies y manos.

El trabajo excesivo, sin periodos de descanso ni relajación, obliga a mantener constantes los niveles hormonales de cortisol, adrenalina y noradrenalina, lo que conduce a la rotura del equilibrio de los ritmos circadianos (niveles a lo largo del día). Como consecuencia se alteran las fases del sueño y la profundidad del descanso nocturno, lo que produce la sensación de cansancio matutino. Tambien conduce la alteración del ritmo intestinal y, en ocasiones, un incremento de la sensación de ansiedad y angustia. Se produce asi mismo un incremento de la contractura muscular, con aumento del dolor en las zonas cervical, dorsal y lumbar.

MUY IMPORTANTE EL ESTILO DE VIDA
El compromiso no termina al salir de la consulta del terapeuta, es importante llevar un estilo de vida que fomente la salud y el bienestar.

Aprovecha el buen tiempo. Existe una relación entre la deficiencia de vitamina D y el dolor, ya que esta ayuda a reducir la inflamación. Por ello un poco de sol gracias al cual esta vitamina se sintetiza en la piel y puede ayudar a superar un episodio de dolor.

Haz deporte al aire libre. Si haces ejercicio a diario como caminar o nadar ayuda a aliviar el dolor porque promueves la producción por el cuerpo de endorfinas, unas sustancias con efecto analgésico.

Depura tu organismo. El cuerpo está expuesto a numeroso tóxicos: los del aire contaminado que respiramos, los fármacos que tomamos en exceso o los residuos que genera el propio organismo y que, si se acumulan, favorecen la inflamación y resultan perjudiciales para la salud a medio y largo plazo. Por eso muchísimos dolores y algunas enfermedades que lo producen (como la fibromialgia, la fatiga crónica y las jaquecas) pueden beneficiarse de una limpieza del organismo.

Intenta Relajarte. Practicar técnicas como el yoga, el taichí o la meditación te permiten relajarte y eso contribuye a gestionar mejor el dolor y los malos momentos en general.

Aliméntate bien. La alimentación es la base de cualquier organismo, no olvides que (somos lo que comemos). Debe incluirse mayor proporción de alimentos ricos en omega-3; debido a que actúan como protectores de algunas enfermedades. Como pueden ser enfermedades Cardiovasculares (arteriosclerosis, hipertensión etc.),inflamatorias (artritis reumatoide). Haz uso de frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos y pescado azul, y reduce casi por completo carnes, lácteos, azúcar y grasas saturadas.

 
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